El Prince Shotoku es reconocido como el primer promotor del Budismo en Japón. En la antiguedad, los emperadores japoneses gobernaban desde sus palacios, y de acuerdo a la creencia sintoísta, tras la muerte de un emperador, su trono era impuro y por lo tanto inutilizable por su sucesor. Las instituciones budistas fueron establecidas en lugares fijos, y mover de lugar el trono imperial dificultaría la facultad del emperador de ejercer autoridad sobre las mismas. En el año 710 EC, se estableció la capital en Nara. Esta fue una ciudad construida como un modelo a escala de la ciudad Ch'ang-an en China. Allí se construyeron grandes templos, se promovió las artes, se reunió la aristocracia, y las escuelas budistas fueron recibidas en la corte imperial. Siguiendo el ejemplo del emperador, los aristócratas prodigaron grandes sumas a los templos budistas, monasterios, hospitales y colegios. Poco a poco, las escuelas budistas se aliaron con la aristocracia y se convirtieron en conservadoras y elitistas.
En los primeros años del Budismo en Japón, seis escuelas budistas ganaron reconocimiento en Nara y proporcionaron una base duradera para el Buddhadharma, la enseñanza del Buda, en Japón. Cada escuela o "shu" (literalmente, grupo de estudiosos dedicados a una tradición) tenían sus textos y tradiciones sagradas, pero compartían todo y casi no se diferenciaban. En un momento, por ejemplo, las seis escuelas fueron alojadas en el gran Templo Todaiji y la secta Ritsu proporcionaba la ordenación de todas las escuelas.
A finales del Siglo VIII, las Seis Escuelas de Nara, como llegaron a llamarse, habían proporcionado una base firme para el pensamiento budista, pero estaban más orientadas hacia la academia que hacia aquellas prácticas que llevaban a la Iluminación. El apoyo que los monjes recibieron desde el trono imperial y la aristocracia hicieron gradualmente que las escuelas de Nara se volvieran elitistas, como si el Buddhadharma hubiera sido promulgado exclusivamente para el beneficio de la corte imperial. Al mismo tiempo, el emperador empezó a sentir que su autoridad estaba siendo usurpada por las órdenes de Nara que llegaron a dominar a la corte. El emperador Kammu, preocupado por el dominio monástico en Nara, decidió trasladar la corte a Nagaoka. Durante la próxima década, el sitio resultó ser bastante inadecuado como centro para el gobierno real, pero el experimento coincidió con la aparición de dos monjes que rechazaron la esterilidad de las escuelas de Nara y transformaron el paonorama budista en Japón. Saicho y Kukai fundaron órdenes monásticas que se enfocaron en la población en general, complacieron al emperador y mantuvieron el respeto y el apoyo de la aristocracia.
Saicho nació en Shiga (ahora Otsu en el Lago Biwa) en la provincia de Omi, no lejos del Monte Hiei, en el 767. Su padre era un devoto que había convertido la casa de la familia en un templo. Saicho combinó la inteligencia excepcional con una sensibilidad profundamente espiritual toda su vida, y buscó y recibió la ordenación novicia a la edad de doce años, convertiéndose en monje completo siete años más tarde en el 785. Apenas tres meses después de su ordenación, Saicho dejó Nara y se retiró en soledad al Monte Hiei. Allí vivía cerca de un templo abandonado, reflexionando sobre los Sutras, meditando y practicando con los Yamabushi (los que duermen en las montañas), monjes y ascetas que fueron honrados por la población rural por su santidad o logros en las artes mágicas. En el 788, Saicho construyó el Templo Hieizanji, y talló y colocó como "honzon" (objeto de veneración) una imagen de Yakushi Nyorai, el Buda de la Sanación, y en el, se reunieron otros monjes que se habían retirado de Nara, y llevaron a cabo un estudio riguroso de los textos sagrados favorecido por la escuela T'ien-t 'ai fundada por el maestro Chih-i en China.
Saicho se mantuvo en contacto con la corte imperial en Nagaoka, y sabía que el emperador había llegado a preferir el idealismo ascético de los monjes que habitaban en ermitas distantes a sus homólogos cortesanos. Cuando se hizo evidente que el emperador deseaba trasladar su capital, Saicho solicitó una audiencia ante el a través de sus amigos de la corte para establecerse en Kyoto, en el lado occidental del Monte Hiei. Saicho se percató de que el cambio en la ubicación marcaría un cambio en el apoyo imperial, lejos de las prácticas budistas puramente cortesanas, hacia el trabajo budista en la población en general. En 793, Saicho purifica el suelo de la nueva capital - un ritual reservado exclusivamente para los sacerdotes de Nara - y en el año 794 el emperador cambia residencias. En 797, Saicho fue nombrado uno de los diez "naigubuso", o sacerdotes de la corte imperial. En 804, el emperador Kammu ordenó una serie de charlas dedicadas al Sutra del Loto. Diez sacerdotes eminentes de Nara asistieron, pero Saicho fue quien tuvo la palabra. Su elocuencia y fervor impresionaron tanto al emperador que se comprometió a enviar a Saicho a China para recopilar las enseñanzas T'ien-t'ai. Además, dio un apoyo generoso al templo y la escuela monástica de Saicho, inaugurando el gran complejo de templos y colegios que caracterizaron lo que los historiadores han llamado el período Heian.
En el 804, el emperador envió cuatro barcos a China, con Saicho en uno y otro a Kukai. Curiosamente, sólo dos de los cuatro barcos sobrevivieron la travesía, y estos dos llevaron a los iniciadores del pensamiento budista Heian. Mientras que Kukai viajó a Chang-an, Saicho se dirigió al monte T'ien-t'ai, donde estudió con sus líderes y recibió instrucción en las Enseñanzas Perfectas y Completas del Sutra del Loto, en la práctica de la meditación tradicional Shikan (Samatha y Vipassana), los Preceptos del Bodhisattva, las enseñanzas y prácticas Tierra Pura y en el esoterismo Vajrayana (Mikkyo). Cuando llegó a las costas de su patria, llevaba consigo cuatrocientos cincuenta volúmenes de textos budistas, el permiso de enseñar las doctrinas Perfectas y Completas T'ien-t'ai en Japón, un linaje Chan (Zen), y un perdurable interés en el Mikkyo o Vajrayana. Aunque sus enseñanzas siguieron las doctrinas T'ien-t'ai, su propia experiencia e intereses dieron a la escuela Tendai que fundó un sabor japonés distintivo. Además, buscó fortalecer la integridad nacional emergente de Japón, el cual esperaba convertir en una Tierra Pura en esta tierra, y abogó por la reforma social, en contraste con la opinión T'ien-t'ai que era más contemplativa. Él inventó la frase "Dainipponkoku", "gran país de Japón", y, fiel a su espíritu universal y reconciliador, unificó el Shinto local con el Budismo.
Cuando Saicho regresó a Monte Hiei en el año 805, se encontró con una comunidad floreciente de templos, colegios y monasterios que habían sido declarados el "Trono de la Religión Budista para la Seguridad de la Nación". El emperador, sin embargo, estaba gravemente enfermo, y Saicho fue de urgencia al palacio imperial para llevar a cabo una ceremonia de curación. En agradecimiento por su mejoría, el emperador le concedió la nueva escuela dos "nembundosha", sacerdotes anuales nombrados por el emperador, concediendo así un estatuto oficial a la Tendai-shu. Cuando el emperador Kammu murió en el 805, su sucesor mostró poco interés en los asuntos de la escuela Tendai, pero murió después de un corto reinado. Cuando el emperador Saga ascendió al trono en el 809, rápidamente restablecieron las relaciones cálidas.
En el mismo año, Kukai volvió a la capital y Saicho se comprometió a llevarlo ante una audiencia imperial. Saicho tomó varios textos Mikkyo prestados que Kukai había traído de Chang-an e incorporó muchas ideas a la escuela Tendai. Pero a pesar de que los dos monjes mantuvieron relaciones de amistad durante varios años, sus temperamentos radicalmente diferentes finalmente los apartaron. Kukai no podía aceptar la opinión de Saicho de que todas las enseñanzas y prácticas budistas eran válidas y que la filosofía Tendai y la práctica esotérica Shingon (traído a Japón por Kukai) eran idénticas. Incluso, Kukai se negó a prestarle a Saicho varios textos Mikkyo. Tal vez el acontecimiento más trágico en su relación fueron los extraños sucesos que rodearon a Taihan, un discípulo cercano de Saicho. Taihan había venido de Nara para unirse a la Tendai-shu tras reunirse con Saicho, y finalmente se convirtió en su discípulo más grande. En 812, Saicho nombró a Taihan su sucesor. Unos meses más tarde, Taihan abruptamente dejó el Monte Hiei con el argumento de que no podía cuadrar sus obligaciones onerosas como sucesor con sus fracasos personales como un monje. Cuando las súplicas de Saicho no tuvieron efecto, él le confió a Taihan a Kukai para que aprendiera la enseñanza esotérica. En el 816, ya estaba claro que Taihan no volvería, y Saicho tuvo el corazón roto.
Saicho mismo decidió dejar el Monte Hiei y establecer su residencia en la zona de Kaito. Visitó el santuario de príncipe Shotoku de camino y pronto se encontró muchos monjes que simpatizan con el movimiento Tendai. Apenas se instaló cuando escribió su "Ehyo Tendaishu" (Principios Básicos del Tendai-shu). Un brillante erudito del Hosso-shu escribió una respuesta crítica, y Saicho escribió un tratado sobre la escuela Tendai, defendiendo el concepto del "Ekayana", el vehículo único, en contra del Triyana de la escuela Hosso - la opinión de que los Shravakas, Pratyekabuddhas y Bodhisattvas fueron tres destinos diferentes dados a gente diferente. De repente, Saicho descubrió una fuerza y una confianza en sí mismo, y en sus enseñanzas, y en 818 dio un paso audaz. Él anunció que renunciaba a su ordenación y le pidió al emperador que le permitiera crear un centro de "Kaidan" o iniciación Mahayana independiente, y regresó al monte Hiei para asegurarlo.
Aunque el emperador favorecía la petición de Saicho de liberarse del control de Nara, Saicho había ido tan lejos como para abogar por la eliminación total del control imperial sobre las órdenes budistas. Nara, celosa de sus prerrogativas, buscaron la denegación de la solicitud. Así, comenzó un arduo debate que se centró sobre cuestiones religiosas, pero tuvo enormes implicaciones políticas. Aunque Saicho no lograría ver el nuevo Kaidan en su vida, su muerte produjo el argumento más convincente. Su salud había sido frágil desde que había nombrado a Taihan su sucesor, pero la lucha extenuante por hacer realidad su sueño tuvo su efecto. Cuando murió a la edad de cincuenta y seis años, en 822, el emperador se sorprendió. En una semana, se le concedió el permiso para el nuevo Kaidan. Cuarenta y cuatro años después, Saicho se convirtió en la primera persona en la historia de Japón que se le concedió el título póstumo de "Daishi", "Gran maestro". El emperador Seiwa lo nombró Dengyo Daishi, "propagador de la Verdadera Religión".
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Dengyo Daishi luchó toda su vida por armonizar y unificar todas las escuelas budistas, esparcir las enseñanzas universales del Budismo a toda la sociedad y utilizar las enseñanzas budistas para fomentar la educación y el mejoramiento de la sociedad. Su linaje continúa hoy día tratando de hacer su visión una realidad.
Su gran espíritu puede ser percibido en su voto universal llamado Ganmon.
“Este mundo evanescente está lleno de ansiedad y sufrimiento; todos los seres están atormentados y nunca encuentran la paz. La luz de Shakyamuni [el Buda del pasado] ha sido escondida, y la de Maitreya [el Buda del futuro] aún no ha llegado. Los peligros de la guerra, la pestilencia y la hambruna están cerca, y todo está siendo arropado por la maldad, el egoísmo, las pasiones, la mala fortuna y la muerte. La vida es como una brisa pasajera, difícil de sostener, y nuestra existencia es como una gota de roció, que fácilmente se desvanece. No existe ningún lugar donde refugiarse, y tantos jóvenes como ancianos, todos pasamos a convertirnos en huesos blancos. La tumba llama tanto al noble como al ignorante, y todos regresamos a los elementos originales. Nadie puede escapar este destino.
“Debido a que nadie puede descubrir el elixir de la inmortalidad, nadie está seguro de su destino final. Los poderes milagrosos de la existencia prolongada son inútiles, y la muerte puede llegar en cualquier momento. Si no hacemos el bien durante nuestra existencia, tras nuestra muerte seremos madera combustible para el fuego del infierno. El regalo de la vida humana es difícil de obtener pero es fácil de perder. Las buenas intenciones son difíciles de desarrollar pero fáciles de olvidar. El Buda Shakyamuni comparo la dificultad de obtener una vida humana con un hilo de lana perdido en el tope de una montaña. Un ancestral sabio chino conocía la preciosidad de la vida y nunca perdió un solo minuto de su vida en asuntos frívolos.
“No existe ningún principio que le permita a uno desarrollar un buen karma sin ganarlo, ni existe una forma de evitar las brazas del infierno sin hacer le bien en esta vida. He reflexionado en todo esto, y me siento avergonzado de recibir caridad sin merecerla y engañar a todos los seres con mi ignorancia. Como dicen los Sutras: ‘Aquellos que dan caridad ascienden a los cielos, y aquellos que la reciben descienden a los infiernos’. La Dama Dai-i hizo muchas cosas buenas por cinco monjes malvados y fue recompensada renaciendo como la Reina Mari, mientras ellos reencarnaron como cinco mujeres esclavas. Resulta claro de esta historia como funciona la ley del karma. Alguien que es consiente del origen del sufrimiento pero no hace el bien es un enemigo del Buda, una criatura sin brazos que es incapaz de de recoger los tesoros que ofrecen las enseñanzas sagradas.
“Este ignorante y bueno para nada Saicho, que se encuentra entre los hombres más tontos, ignorantes y ciegos, jura nunca darle la espalda a los Budas, la nación ni sus parientes. Aun con mis limitaciones, hago los votos delineados aquí en este papel. Libre de toda atadura mundana, dispuesto a utilizar todos los medios disponibles, y con la intención de alcanzar los principios supremos, seré indomable en mi resolución.
“1. Hasta que alcance el despertar espiritual, no bajare de esta montaña o trabajaré en el mundo.
“2. Hasta que no ilumine el principio último, no disfrutare de los placeres mundanos.
“3. Hasta que no obtenga la esencia de los preceptos, no atenderé ceremonias estatales o festividades religiosas.
“4. Hasta que no obtenga el corazón de la sabiduría trascendental, evitare todo tipo de ataduras.
“5. Cualquier merito o sabiduría que pudiera adquirir como resultado de mi entrenamiento, se la daré a todos los seres sintientes para la liberación de todos en el universo.
“Por todo esto, juro no degustar el sabor de la liberación ni entrar en el Nirvana. Todos los seres en el mundo del Dharma deben de despertar y experimentar el sabor del Dharma juntos.
“A través del poder de mis votos espero alcanzar el despertar espiritual, y si desarrollo mis poderes espirituales no los usaré con motivos egoístas, ni permaneceré en la iluminación. Siempre seguiré practicando los Cuatro Inmensurables [de salvar a todos los seres, cortar todas las pasiones malsanas, aprender todos los principios del Dharma y alcanzar la Budeidad] por toda mi vida. Siempre estar e en el mundo del Dharma, transbordando los Seis Destinos, eternamente entrenando y realizando el trabajo del Bodhisattva”.
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